Discurso de Matías Regodón a Benito

PALABRAS PARA BENITO

 

Quizá sea el destino o las circunstancias laborales; pero, a veces, las vidas de personas con intereses afines se cruzan. Esto nos sucedió a nosotros, Benito, a ti y a mí, que no nos conocíamos de nada y nuestras vidas se cruzaron en el IES Gran Capitán. Aún recuerdo el primer día que nos reunimos para hablar de las actividades complementarias y extraescolares: los dos, sentados frente a frente, en un aula del centro, cuando estábamos en la antigua Universidad Laboral. Tú, con el talante serio y la voz radiofónica que te caracterizan; yo, con las dudas que me han acompañado siempre. Tú, con la amplia y rica experiencia en un instituto de formación profesional de Lucena; yo, con mis mochilas cargadas de lo que había vivido en un instituto de bachillerato de Puente Genil. Tú, con los criterios y el sentido del orden; yo, con la espontaneidad y el sentido de la improvisación. Tú, con el cine y todo lo relacionado con el mundo audiovisual; yo, con la revista y el teatro.

 

Parecía difícil que dos personas tan distintas trabajaran juntas; pero al final lo conseguimos. Y a partir de ese momento, se sucedieron una serie de vivencias fantásticas, como no las he tenido nunca: la Semana del Amor, con música clásica interpretada en vivo por Javier Riba, en los pasillos y vestíbulos del centro; las Jornadas de Cine, Historia y Gastronomía, ese cóctel maravilloso que tú supiste aunar; la Feria del Libro, con nuestro entrañable Pipo y Juana recitando T’estimo de Lluís Llach; las Jornadas dedicadas al Miedo, para celebrar los 100 años de la publicación de Drácula de Bram Stoker, con Manolo Blanco disfrazado de vampiro por los pasillos; la Revista Cultural ¡BUFP..!, con la entrevista que te hicimos, como cantante de Soul Crack, donde expresabas tu compromiso con las personas que sufren; y una largo etcétera.

 

Para preparar estas actividades, nos quedábamos muchas tardes en el instituto. Recuerdo que un compañero te dijo en una ocasión:

 

-Oye, y esto ¿por qué lo haces? ¿Te pagan por ello?.

 

-No –le contentaste- lo hago porque me gusta.

 

Así, eres tú, una persona desinteresada y altruista.

 

Elaboramos nuestro primer artículo para la revista Aula de Innovación Educativa, y la Editorial Narcea nos propuso escribir un libro sobre actividades. Si quieres que te sea sincero, pocas veces he disfrutado tanto preparando un material común, a pesar de tu nube de humo que me perseguía por todas partes. Si yo hablaba, tú escuchabas, y viceversa, porque esta es la base del diálogo y la comunicación.

 

Poco a poco fue surgiendo Programar y organizar actividades en IES, y con el libro en la imprenta, dimos nuestro primer curso en Madrid, invitados por el IEPS (Instituto de Estudios Pedagógicos de Somosaguas). Te confieso, hoy que nadie nos escucha, que las mejores clases las he dado contigo. Nuestra compenetración era perfecta: si yo me mostraba inseguro un día en la exposición; tú te venías arriba, demostrando una gran solidez, y al contrario. Cada uno conocía a la perfección lo que el otro iba a decir, porque habíamos preparado el curso a conciencia. Esto nos permitía apostillar; poner un ejemplo oportuno; asentir con un simple gesto, cuando uno de los dos contaba alguna anécdota; etc. Nuestra complicidad era tanta que, en los descansos para tomar café o al finalizar la sesión, confundían nuestros nombre, y a ti te llamaban Matías y a mí Benito.

 

Dice nuestro admirado Gabriel Celaya en uno de sus poemas:

 

Educar es lo mismo

que poner motor a una barca…

hay que medir, pesar, equilibrar…

… y poner todo en marcha.

Para eso,

uno tiene que llevar en el alma

un poco de marino…

un poco de pirata…

un poco de poeta…

y un kilo y medio de paciencia

concentrada.

 

Tú, Benito, durante todos estos años como docente, has llevado en tu alma un poco de marino, un mucho de pasión y compromiso, y una tonelada de paciencia. Y has sabido poner motor a los alumnos a los que has dado clase, que seguro llevaran tu carga de palabras y, sobre todo, tu honestidad como profesor, hacia puertos distantes, hacía islas lejanas.

 

Gracias por todo lo que nos has dado y hasta siempre.

 

 

Córdoba, 18 de diciembre de 2014

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *